sábado, 7 de enero de 2012

Cuando tocamos el Cielo


Este Año que ha pasado, no ha sido ajeno de acontecimientos terribles para el país, pero un bálsamo llegó a nuestras tierras, para de alguna manera mostrarnos algo de esa magia que hemos perdido, Paul McCartney nos hizo vibrar en un concierto cargado de nostalgia y de recuerdos, que para muchos como yo soñamos desde niños.

En mí caso solía preguntar a Mamá porque John no podía resucitar y reunirse de nuevo con los otros 3 y formar de nuevo a los Beatles (debe ser difícil y hasta conmovedor para una Madre decirle a un niño de 8 años que lo que pide es imposible, si ella me había contado que Jesús lo había hecho ¿Por qué John no?) a mi tierna edad según recuerdo no tenía ese conocimiento básico de diferenciación entre la vida y la muerte, eran otros tiempos y la fantasía podía confundirse con la realidad, cosa casi imposible en éste momento.

El primer recuerdo real que me queda fue el de aquel verano del 94, tenía 12 años, regresaba de comprar unos zapatos para la escuela, no de los mejores, pero sí de los que según decían podía durar todo el año escolar. Por ventura para mí, y desventura para muchos, Papá encendió la radio, y sin cambiar el dial por alguna razón que el destino tal vez tenía separado para mí, en ese momento, escuchaba mi primera canción de los Beatles de manera consciente, era de Paul, se llamaba For no one, de entrada me llamó la atención el uso de cornos ingleses y el manejo del piano, me parecía muy diferente a lo que se escuchaba en la radio por ese entonces (estábamos sumergidos entre el rock en español, Madonna, Michael Jackson y muchos etcéteras) pregunté a Mamá, quienes eran, ella dijo “ los Beatles, George Harrison, Ringo Starr, Paul McCartney y John Lennon, pero puedes decirles , John , Paul, George y Ringo, ¿No los recuerdas?” Ah, sí repliqué, pero esa canción me parece diferente, es diferente dijo ella.

Desde ése día empezó algo que no he podido describir, aunque he querido. Las líneas que usualmente trato de escribir desde luego sin el mayor rigor y talento que otros de mis colegas, de algún modo están marcadas consiente e inconscientemente por alguna de sus canciones. Las razones escapan a mi entendimiento y a mi limitado conocimiento del ser humano, lo único que sé, es que están ahí, siempre han estado y quisiera que nunca se vayan.

Cuando eres niño tienes fantasías ¿Quién no las tiene? yo no escapaba a esa regla, alguna vez recuerdo haber dicho que aprendería Inglés para cantar como Paul, mamá decía que mejor como John (Nunca he sabido si ella prefería a John sobre Paul o lo hacía por hacerme enojar) esa acertada decisión muchas veces me ha salvado de llegar a estados difícilmente llamados de opulencia.

Ahora, muchos años después, miro hacia atrás y recuerdo esos acontecimientos y creo que estaba viviendo mis recuerdos antes de vivirlos, estaba sintiendo la nostalgia antes de que exista lo que llamamos pasado, perdía mi memoria en una canción y soñaba con el futuro tan cargado de visiones negras pero con una esperanza en mi alma cuando cantaba.

Las primeras letras en inglés aprendidas de Mamá, sirvieron para unirnos momentáneamente en ése entonces, Y ahí estaban ellos en el medio y más adentro estaba Paul, enseñándome a tocar Blackbird que fue la primera canción que aprendí con la guitarra, luego pasando por mis intentos fallidos de cantar Hey Jude exactamente como él y los intentos a veces infructuosos de conseguir un bajista zurdo en la Universidad para terminar de formar aquella famosa banda con la que muchos como yo soñábamos despiertos con emular a los 4 grandes de Liverpool.

Hoy, creo que nuestras memorias vuelan, y el tiempo las arrastra a lugares muy lejanos y no nos damos cuenta de eso, también sucede así con nuestras nostalgias no nos damos cuenta en qué momento las vivimos, sobre todo con quienes las vivimos y a veces ni sabemos si es que las tenemos. Ya casi no tenemos puntos en común con las generaciones anteriores, pero, a veces logramos que algo de esa magia se despierte a través de una simple canción, tres acordes formados de manera magistral y cantadas con el corazón, aún hacen vibrar a abuelos, padres, hijos y nietos por igual. Y es que tal vez ahora quieras hablar con Mamá o Papá, pero la vorágine de nuestro tiempo te haya separado y ya no exista casi nada en común con ellos, casi nada de qué hablar que les sea afín. Pero presiento que siempre podrás reunirte en ésa vieja Mesa antigua como muchas que existen en nuestras casas y tomar una taza de té y hablar en torno a un Let it be, Hey Jude o Yesterday, y es que las canciones de los Beatles son las únicas nostalgias comunes que nos quedan con nuestros padres, el internet y la televisión han acercado al Mundo pero han alejado nuestros corazones.

Gracias Paul por hacernos recordar que la magia aún existe, y que se puede ser feliz aunque sea por 4 o 5 minutos que puede durar una canción, es suficiente para hacernos vibrar hasta las lágrimas como estoy seguro lo hizo con muchos en ese hecho de por si histórico para el país.

Y aunque hay muchos que no pudimos ver a Paul en Lima como yo, nos queda el consuelo de que estuvimos en Brasil, (claro ahora el bolsillo aguanta) cumplimos nuestro sueño lo hicimos realidad en Río de Janeiro ese histórico 22de Mayo.

Saben que quisiera prolongarme en éste relato, hacerlo interminable y eterno y poner a los Beatles en mi alma y corazón, pero tengo que dejarlo aquí porque mi amor de fan supera largamente mi rigor como escritor.


Gracias Brasil

Muito Brigado

Eco. Cesar León Quillas
Universidad de San Marcos - Perú
SENA - Colombia

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