jueves, 18 de diciembre de 2008

Diferencia entre Capitalismo y
Socialismo

Excelente Video que muestra las claras diferencias

Cortesía: www.youtube.com

César León

miércoles, 17 de diciembre de 2008






















La Virtud Obligatoria y
¿Por qué no es Malo ser Rico?


Vivir en ésta Moderna sociedad donde los ciudadanos le han atribuido al estado determinadas funciones como la de administrar la justicia y velar por el bienestar general, le plantea a todo creyente serio, la interrogante de cómo reaccionar ante las políticas del gobierno, aceptarlas o rechazarlas. Según sea el conocimiento que tenga de la palabra de dios, tendrá mayores posibilidades de emitir juicios con bases sólidas y morales. Si la Sagrada Biblia es la palabra de Dios y nos acerca a él, y también es un código de reglas normas y principios que nos ayudan a llevar una coexistencia pacífica entre los seres humanos, respetándonos y valorándonos, es obvio que de vez en cuando deberíamos echarle una mirada y revisar la mayoría de sus libros, para poder extraer enseñanzas y pautas de reacción frente a nuestros semejantes, y sobre todo frente a los compromisos que asumimos al vivir en una sociedad pluralista donde estamos sujetos a un gobierno.Cuando se nos anuncia el evangelio en el nuevo testamento, existe generalmente una ligera apreciación, la cual indicaría que Jesucristo, así como los apóstoles tienen una suerte de condena directa hacia la riqueza y hacia la acción de acumular bienes materiales, precisamente él diría que “ es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos” o Santiago en su epístola cuando dice “ Vamos ahora ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán, vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos, y su moho testificará contra nosotros y devorará del todo vuestras carnes como fuego, habéis acumulado tesoros para los días postreros”Razones no nos faltarían para ponernos a pensar que la riqueza intrínsecamente es nociva, pero a continuación el mismo Santiago nos aclara un poco el panorama cuando en el versículo 4 y 6 señala lo siguiente “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros, y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” “ Habéis condenado y dado muerte al justo, y el no os hace resistencia”Claramente podemos observar después de leer con paciencia y con minuciosidad a que clase de rico condena Santiago, está condenando claramente aquel rico que llega a ésa posición timando a su hermano, privándole y engañándole sobre el salario que es necesario para su subsistencia, de aquel que se enriquece sobre el sufrimiento y desdicha de otro ser humano, de aquel que se enriquece y atesora sus riquezas y ve en ellas no un medio si no el propio fin de su existencia. Por eso Jesucristo decía claramente que “los sanos no necesitan médicos, más los enfermos sí” y a que se refería con esto, precisamente a que aquellos que sufrían necesidad, padecían hambre, enfermedad y eran azotados por alguna calamidad eran los que buscaban al maestro, ¿Quién no busca a Dios cualquiera que sea su idea de él, si está metido en problemas o dificultades? , no así los sanos, difícilmente alguien que no sufre necesidad o calamidad busca a Dios, por eso los ricos difícilmente se acercan a dios, ya que los bienes materiales terminan siendo esa medicina paliativa que procura “felicidad” en la tierra “. Los seres humanos casi por abnegada vanidad creemos que podemos resolver todo a nuestro favor, pero cuando no podemos, ahí se nos viene la idea de Dios a la cabeza, y éste siempre está presto a ayudarnos como se muestra en la parábola del Hijo Pródigo.Si Dios en su santa voluntad y perfecta sabiduría ha permitido que algunos sean ricos y otros pobres, a todos les ha dado talentos y habilidades, para acercarse a él, para eso envió a su hijo, para que a través de él, lo conociéramos y entendiéramos como llegar a él, siendo rico o siendo pobre, porque para el no hay acepción de personas.A los pobres que están afligidos por las penurias de nuestro tiempo les da la facilidad de estar mas cerca de él por medio de la fe y la esperanza en su hijo, así éstos sirven de medio para que los ricos puedan dejar de ver la riqueza como un fin en sí mismo, sino como, medio, por eso decía Jesús a los ricos que dejen sus posesiones ya que habían sido en ése momento un fin y no un medio ¿medio para qué? , para aliviar aquellas necesidades materiales que se pueden aliviar con ésta, así se acercan un poco a cristo que teniéndolo todo, siendo rico, se hizo pobre y lo dejo todo para salvar a muchos. Para el pobre y para el rico hay esperanza y ninguna de las dos condiciones priva a alguno de acercarse a dios y de llevar una vida correcta y amparada en la fe, si alguien se hace rico por medios lícitos, respetando a su hermano y amándolo, su riqueza es justa y si además de eso tiene como principios la fe cristiana, poderoso instrumento de bendición tiene en sus manos y trabajo por gracia de dios, así su riqueza bien ganada, sirve para él, y para ayudar a su prójimo en la necesidad, o también para ayudar a hacer más ricos, pues si no hubieran muchos ricos, no se podría ayudar a muchos pobres. Pues como decía también correctamente el filósofo griego Aristóteles “No hay mayor felicidad que socorrer al amigo cuando está en necesidad, pero para que se ejerza la virtud, debemos dar algo que sea propio, pues si damos algo que no nos pertenece y no nos ha costado, no ejercemos la virtud”La riqueza es una bendición del cielo que según la fe cristiana es un medio para ayudar al prójimo, pero si usted posee riqueza y no la usa de ésta manera, nadie lo condenará, siempre tendrá oportunidad de ayudar a otros con la bendición que recibió, pues si dios es dueño de todo, también decide a quién da y a quién no, a quién le otorga un talento y a quien otro, y él es quien dictaminará lo apropiado de su proceder, nadie en la tierra tiene esa potestad. No se turbe entonces su ánimo por lo que escuche sobre la riqueza, dios no es un dios de miseria, si no de prosperidad, pero tenga en cuenta algo, dios a cada cosa le ha dado una naturaleza, para que así sirva a su propósito, cuando cambiamos ésa naturaleza de las cosas por nuestras pasiones y deseos, terminamos destruyendo la raíz de las cosas y los beneficios que éstas traían consigo mismas.Entonces vea usted ahora, que el ejercer la caridad, la generosidad y la bondad hacia nuestros hermanos, es potestad nuestra, de cada uno de nosotros, no puede haber un tercero que nos diga que bien hacer, que cosa es el bien, o cuanto de nuestra riqueza dar a otros. Muchos hermanos creen que el Estado es el encargado del bienestar general de la sociedad, olvidándose que dios los bendijo a ellos precisamente con riqueza y bendiciones para que ellos sean los ayudadores de los más pequeños y necesitados. Si acudimos a otro para que por la detracción de nuestra riqueza ejerza caridad, benevolencia y generosidad en nombre nuestro, pues creeremos que nuestro deber esta cumplido, pero no será así, y estaremos dejando en manos de terceros la generosidad que teníamos que llevar a cabo nosotros mismos. Cuando el estado me obliga a ejercer una virtud que debo ejercer por mí mismo, suplanta mi deber para con mi prójimo y de acuerdo a mi fe debo oponerme, ya que éste está para obligarme a no ser dañino a la sociedad no para obligarme a ser bueno, por que, si ni siquiera dios me obliga a ser bueno, entonces ¿Cómo una instancia humana puede atribuirse ésa prerrogativa? – de seguro por ignorancia de muchos de nosotros y por no escudriñar la escritura.Si los ricos deciden gastar su dinero como quieren, quiénes somos nosotros para no permitírselos, objetárselos o resentirnos porque ganan demasiado, si nada de lo que se haga aquí se hace si no ha sido previamente autorizado desde arriba.Ahora bien, si es pobre o rico y no quiere apartarse de su fe o tiene miedo de cualquiera de las dos circunstancias, consulte el libro de Proverbios en el capítulo 30 versos del 7 – 9 y medite lo siguiente.“Dos cosas te he demandado, no me las niegues antes que muera, vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, No me des pobrezas ni riquezas, mantenme del pan necesario, no sea que me sacie y diga ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre hurte y blasfeme el nombre de mi Dios”


César León Quillas
e-mail:
cesar_leon@economistas.com
Economía – Universidad de San Marcos
Lima - Perú
Instituto de Libre Empresa
http://www.ileperu.org

viernes, 7 de noviembre de 2008


¿Se nos cae el Mercado?

Seguramente más de un Fan de la izquierda o uno de nuestros connotados líderes políticos estará pensando esto y tal vez desempolven en no pocos días sus antiguos libros doctrinales y empiecen a planear una nueva batalla contra la civilización occidental.
Lamentablemente para la gran mayoría de mis amigos socialistas dicha algarabía no pasa de ser una suerte de esperanza irracional, y es que el hecho de comparar la caída del Muro de Berlín punto de inflexión real de la caída del experimento socialista en Europa con la supuesta “quiebra mundial y desplome de Wall Street” como desplome mundial del Capitalismo resulta bastante ficcional y por demás salido de algún cuento de Edgar Allan Poe. La crisis mundial a la que la gran mayoría de economistas ha denominado como una crisis del sistema de mercado, no pasa de ser una suerte de un pésimo análisis lógico, entre confundir una causa con un efecto. Se aduce que el sistema capitalista ha generado una vez más una crisis por que lleva en sí misma la semilla de su autodestrucción, es decir las instituciones propias del sistema, como son la propiedad privada, la competencia y el libre mercado, no son más que un espejismo de prosperidad y que tarde o temprano pasa a cobrarnos la factura de un almuerzo que nunca fue gratis, y es en torno a ésta reflexión, que surge de acuerdo al catecismo intervencionista el estado como último salvador, así a través de una operación que flagrantemente viola el dogma del libre mercado de no intervención en la economía mantiene una vez más a flote un barco que tarde temprano está destinado a hundirse, a través de su muy comedida solidaridad, al hacernos pagar a todos las pérdidas provocadas precisamente por sus intervenciones.
Ahora bien, si no es una consecuencia del Capitalismo, si el mercado no tiene nada que ver, ésta crisis tiene que ser consecuencia de algo, ése algo es lo que nos proponemos rastrear en éstas cortas líneas.
La crisis, para los no informados, inició el año pasado con lo que se ha denominado la “crisis sub-prime”, hipotecas de alto riesgo que cayeron en insolvencia y que dispararon una caída de naipes en buena parte del sistema financiero, especialmente en EEUU, pero también fuera, ya que muchos de los flujos destinados a la financiación de las hipotecas habían sido respaldados por transacciones a través de agentes superavitarios de capital que pertenecen a economías no americanas. Pero esto realmente sólo es un efecto, no una causa. Es el resultado lógico de un nuevo ciclo económico generado por las manipulaciones del sistema monetario estadounidense durante lo que va del siglo XXI. La política de expansión monetaria que promocionó la Reserva Federal de los EEUU es la causa principal de la actual crisis.
Y ¿Qué es una expansión monetaria? , cuando un país presenta indicadores que muestran un sostenido aumento de los precios, una caída en la producción y además un incremento en el nivel del desempleo, hablamos de una recesión que es el punto más álgido de un ciclo económico. La idea de la intervención del gobierno a través de políticas económicas como mecanismo para poder superar procesos de recesión son la causa fundamental de una expansión monetaria, así el gobierno a través de su banco central, realiza operaciones de mercado y aumenta la cantidad de dinero circulante en la economía ofreciendo por los instrumentos de deuda un precio muy superior al del mercado con lo cual logra filtrar grandes cantidades de dinero dentro de la economía, de ésta manera el costo del crédito se reduce, así la tasa de interés cae y se presentan mayores incentivos para la inversión lo que genera un incremento en la producción de bienes y servicios que trae como consecuencia un proceso de estabilización que logra sacar al país de la crisis. Teóricamente, y en la pizarra de cualquier clase de economía esto es posible, pero la realidad nos muestra que no es tan sencillo como parece ya que al reducir los costos crediticios de manera artificial, lo que se hace es generar expectativas erróneas en los agentes deficitarios de capital que asumen riesgos en disposición a costos relativamente bajos a pagar en el futuro, pero ya que no se puede mantener de forma eterna y artificial la reducción de la tasa de interés, ésta al volver a su nivel real, genera que aquellos agentes receptores de capital, no puedan cumplir con sus obligaciones ya que su expectativa eran tasas de interés bajas, pero el incremento de la misma les genera ahora un incremento en sus fondos destinados a amortizar los préstamos por el uso del mismo o la adquisición de bienes muebles o inmuebles.
Aquí entramos al quid del problema, y en efecto, tanto la manipulación de la emisión monetaria como las regulaciones en los mercados financieros, como el fomento gubernamental de hipotecas de alto riesgo, como las operaciones de “salvataje” de empresas privadas, así como el uso de los recursos tributarios para evitar que las empresas privadas sufran pérdidas y quiebren, son acciones típicas de un sistema mercantilista y no de uno capitalista, ya que en éste el estado no le hace favores a nadie las ganancias son privadas y no se socializan las pérdidas.
Pregúntese el lector, ¿Quién manipuló la tasa de interés para que ésta llegara a los niveles más bajos de los últimos 30 años, causando un boom crediticio? ¿Quién incrementó el gasto de tal manera que la deuda pública estadounidense alcanzó los nueve mil millardos de dólares? Fueron el Banco Central y el Gobierno de los EUA, respectivamente. Así que la “tormenta perfecta” o “crisis final del Mercado” fue concebida, creada y engendrada dentro de aquellas instituciones públicas que primero lanzan la piedra y luego esconden la mano. Imagínese, ¿Quién sale ahora al “rescate”? ¡El Gobierno! ¿Y a quién le echa la culpa? A los bancos, adonde fue a parar toda esa liquidez y quienes la invirtieron en lo que, ahora se sabe, fueron malos instrumentos. ¿Y qué solución se propone? Regulación. Imagínese la ironía: el ciego guiando al supuesto otro ciego. Ahora sucedió lo que tenía que pasar, cuando se vuelve a manipular los precios del crédito para dar la impresión de que una casa es más accesible de lo que en realidad era. ¿Y qué pasa cuando el banco central levanta de nuevo la tasa de interés? Que la gente ya no puede pagar y la hipoteca se vuelve “tóxica” es decir impagable, lo que genera que los deudores caigan en default y que los acreedores “Bancos” no puedan cumplir sus compromisos con sus respectivos clientes y tengan que declararse en bancarrota. Al revisar la historia de las llamadas “crisis financieras”: las mexicanas y argentinas, las de EUA, la rusa, la japonesa, etc. En todas ellas no encontrará “la mano invisible del mercado”, sino la “mano peluda y negra” de gobiernos y bancos centrales. Mientras uno gasta, el otro manipula el crédito. Explosiva combinación que usualmente termina en quiebras bancarias y crisis cambiarias.
Pregúntese usted si es moral, socializar pérdidas, cuando no se ha tenido que ver con el negocio, pues eso es lo que va pasar cuando el gobierno finalmente apruebe el tan mentado rescate financiero. Serán 700 mil millones de dólares de sus impuestos que se destinarán no a mejorar la calidad de servicios públicos, si no a un acto de contrición que salve a algunos bancos.
Y es que todo esto sucede porque no nos gusta ver hechos de forma objetiva, sino, de preferencia, culpar a la “avaricia del mercado”, porque no nos gusta pensar si no repetir, porque echarle la culpa al mercado está de moda y da cierto prestigio entre los intelectuales y economistas, si no pregúntenle a Chomsky o a Michael Moore. Y aunque la esperanza no es una de mis virtudes tal vez esto cambie el día en que los intelectuales y economistas, prefieran teorías certeras y planteamientos coherentes y no sólo teorías halagüeñas y democráticamente aceptada a pies juntillas por la mayoría de académicos, periodistas, políticos cual católicos creyentes en dogmas papales los cuales probablemente sepan de economía lo que un político latinoamericano sabe de decencia.

César León Quillas
e- mail: cesar_leon@economistas.com
Economía – Universidad de San Marcos
Lima – Perú
Instituto de Libre Empresa
http://www.ileperu.org/



Corazón y Cabeza

Yo tenía anhelos de Laureles
Tú ambición por los trofeos
Yo quería volar hacia el cielo
Tú querías avanzar siempre adelante
Yo me perdía en mis pensamientos
Tú te encontrabas en la realidad
Yo simple y sencillo
Tú compleja y adornada.
Yo me aleje del mundo por mis convicciones
Tú querías que gane el tuyo para tus emociones
Yo agresivo en mis pasiones
Tú violenta en tus defectos
Aún así la vida nos puso frente a frente
Algo me tenías que enseñas, algo te tenía que aprender
Y aunque dijiste siempre, por la razón o por la fuerza,
Yo en silencio te pensaba y te decía.
Yo corazón
Y tu cabeza.


César León Quillas
e- mail: cesar_leon@economistas.com
Economía – Universidad de San Marcos
Lima – Perú
Instituto de Libre Empresa
http://www.ileperu.org/