miércoles, 17 de diciembre de 2008






















La Virtud Obligatoria y
¿Por qué no es Malo ser Rico?


Vivir en ésta Moderna sociedad donde los ciudadanos le han atribuido al estado determinadas funciones como la de administrar la justicia y velar por el bienestar general, le plantea a todo creyente serio, la interrogante de cómo reaccionar ante las políticas del gobierno, aceptarlas o rechazarlas. Según sea el conocimiento que tenga de la palabra de dios, tendrá mayores posibilidades de emitir juicios con bases sólidas y morales. Si la Sagrada Biblia es la palabra de Dios y nos acerca a él, y también es un código de reglas normas y principios que nos ayudan a llevar una coexistencia pacífica entre los seres humanos, respetándonos y valorándonos, es obvio que de vez en cuando deberíamos echarle una mirada y revisar la mayoría de sus libros, para poder extraer enseñanzas y pautas de reacción frente a nuestros semejantes, y sobre todo frente a los compromisos que asumimos al vivir en una sociedad pluralista donde estamos sujetos a un gobierno.Cuando se nos anuncia el evangelio en el nuevo testamento, existe generalmente una ligera apreciación, la cual indicaría que Jesucristo, así como los apóstoles tienen una suerte de condena directa hacia la riqueza y hacia la acción de acumular bienes materiales, precisamente él diría que “ es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos” o Santiago en su epístola cuando dice “ Vamos ahora ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán, vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos, y su moho testificará contra nosotros y devorará del todo vuestras carnes como fuego, habéis acumulado tesoros para los días postreros”Razones no nos faltarían para ponernos a pensar que la riqueza intrínsecamente es nociva, pero a continuación el mismo Santiago nos aclara un poco el panorama cuando en el versículo 4 y 6 señala lo siguiente “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros, y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” “ Habéis condenado y dado muerte al justo, y el no os hace resistencia”Claramente podemos observar después de leer con paciencia y con minuciosidad a que clase de rico condena Santiago, está condenando claramente aquel rico que llega a ésa posición timando a su hermano, privándole y engañándole sobre el salario que es necesario para su subsistencia, de aquel que se enriquece sobre el sufrimiento y desdicha de otro ser humano, de aquel que se enriquece y atesora sus riquezas y ve en ellas no un medio si no el propio fin de su existencia. Por eso Jesucristo decía claramente que “los sanos no necesitan médicos, más los enfermos sí” y a que se refería con esto, precisamente a que aquellos que sufrían necesidad, padecían hambre, enfermedad y eran azotados por alguna calamidad eran los que buscaban al maestro, ¿Quién no busca a Dios cualquiera que sea su idea de él, si está metido en problemas o dificultades? , no así los sanos, difícilmente alguien que no sufre necesidad o calamidad busca a Dios, por eso los ricos difícilmente se acercan a dios, ya que los bienes materiales terminan siendo esa medicina paliativa que procura “felicidad” en la tierra “. Los seres humanos casi por abnegada vanidad creemos que podemos resolver todo a nuestro favor, pero cuando no podemos, ahí se nos viene la idea de Dios a la cabeza, y éste siempre está presto a ayudarnos como se muestra en la parábola del Hijo Pródigo.Si Dios en su santa voluntad y perfecta sabiduría ha permitido que algunos sean ricos y otros pobres, a todos les ha dado talentos y habilidades, para acercarse a él, para eso envió a su hijo, para que a través de él, lo conociéramos y entendiéramos como llegar a él, siendo rico o siendo pobre, porque para el no hay acepción de personas.A los pobres que están afligidos por las penurias de nuestro tiempo les da la facilidad de estar mas cerca de él por medio de la fe y la esperanza en su hijo, así éstos sirven de medio para que los ricos puedan dejar de ver la riqueza como un fin en sí mismo, sino como, medio, por eso decía Jesús a los ricos que dejen sus posesiones ya que habían sido en ése momento un fin y no un medio ¿medio para qué? , para aliviar aquellas necesidades materiales que se pueden aliviar con ésta, así se acercan un poco a cristo que teniéndolo todo, siendo rico, se hizo pobre y lo dejo todo para salvar a muchos. Para el pobre y para el rico hay esperanza y ninguna de las dos condiciones priva a alguno de acercarse a dios y de llevar una vida correcta y amparada en la fe, si alguien se hace rico por medios lícitos, respetando a su hermano y amándolo, su riqueza es justa y si además de eso tiene como principios la fe cristiana, poderoso instrumento de bendición tiene en sus manos y trabajo por gracia de dios, así su riqueza bien ganada, sirve para él, y para ayudar a su prójimo en la necesidad, o también para ayudar a hacer más ricos, pues si no hubieran muchos ricos, no se podría ayudar a muchos pobres. Pues como decía también correctamente el filósofo griego Aristóteles “No hay mayor felicidad que socorrer al amigo cuando está en necesidad, pero para que se ejerza la virtud, debemos dar algo que sea propio, pues si damos algo que no nos pertenece y no nos ha costado, no ejercemos la virtud”La riqueza es una bendición del cielo que según la fe cristiana es un medio para ayudar al prójimo, pero si usted posee riqueza y no la usa de ésta manera, nadie lo condenará, siempre tendrá oportunidad de ayudar a otros con la bendición que recibió, pues si dios es dueño de todo, también decide a quién da y a quién no, a quién le otorga un talento y a quien otro, y él es quien dictaminará lo apropiado de su proceder, nadie en la tierra tiene esa potestad. No se turbe entonces su ánimo por lo que escuche sobre la riqueza, dios no es un dios de miseria, si no de prosperidad, pero tenga en cuenta algo, dios a cada cosa le ha dado una naturaleza, para que así sirva a su propósito, cuando cambiamos ésa naturaleza de las cosas por nuestras pasiones y deseos, terminamos destruyendo la raíz de las cosas y los beneficios que éstas traían consigo mismas.Entonces vea usted ahora, que el ejercer la caridad, la generosidad y la bondad hacia nuestros hermanos, es potestad nuestra, de cada uno de nosotros, no puede haber un tercero que nos diga que bien hacer, que cosa es el bien, o cuanto de nuestra riqueza dar a otros. Muchos hermanos creen que el Estado es el encargado del bienestar general de la sociedad, olvidándose que dios los bendijo a ellos precisamente con riqueza y bendiciones para que ellos sean los ayudadores de los más pequeños y necesitados. Si acudimos a otro para que por la detracción de nuestra riqueza ejerza caridad, benevolencia y generosidad en nombre nuestro, pues creeremos que nuestro deber esta cumplido, pero no será así, y estaremos dejando en manos de terceros la generosidad que teníamos que llevar a cabo nosotros mismos. Cuando el estado me obliga a ejercer una virtud que debo ejercer por mí mismo, suplanta mi deber para con mi prójimo y de acuerdo a mi fe debo oponerme, ya que éste está para obligarme a no ser dañino a la sociedad no para obligarme a ser bueno, por que, si ni siquiera dios me obliga a ser bueno, entonces ¿Cómo una instancia humana puede atribuirse ésa prerrogativa? – de seguro por ignorancia de muchos de nosotros y por no escudriñar la escritura.Si los ricos deciden gastar su dinero como quieren, quiénes somos nosotros para no permitírselos, objetárselos o resentirnos porque ganan demasiado, si nada de lo que se haga aquí se hace si no ha sido previamente autorizado desde arriba.Ahora bien, si es pobre o rico y no quiere apartarse de su fe o tiene miedo de cualquiera de las dos circunstancias, consulte el libro de Proverbios en el capítulo 30 versos del 7 – 9 y medite lo siguiente.“Dos cosas te he demandado, no me las niegues antes que muera, vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, No me des pobrezas ni riquezas, mantenme del pan necesario, no sea que me sacie y diga ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre hurte y blasfeme el nombre de mi Dios”


César León Quillas
e-mail:
cesar_leon@economistas.com
Economía – Universidad de San Marcos
Lima - Perú
Instituto de Libre Empresa
http://www.ileperu.org

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